Un
día de verano, una cigarra cantaba sin parar debajo de un árbol. No tenía ganas
de trabajar; sólo quería disfrutar del sol y cantar, cantar y cantar.
Al rato pasó por allí una hormiga
que cargaba un grano de trigo muy grande. La cigarra la miró y se burló de
ella:
-¿A dónde vas con tanto peso?
Deja eso y ven conmigo a cantar y a disfrutar del verano. ¡No sabes divertirte!
La hormiga continuó con su
trabajo durante el verano, guardando provisiones para el invierno, mientras que
la cigarra seguía cantando y descansando bajo la sombra del árbol.
Cuando llegó el invierno, la
hormiga se metió en su hormiguero calentita, con comida suficiente y se dedicó
a jugar y estar tranquila mientras que la cigarra no tenía un techo donde
protegerse del frío, ni alimento para calmar el hambre.
Entonces se acordó de la hormiga
y decidió pedirle ayuda.
-Amiga hormiga, sé que tienes comida
de sobra, vengo a pedirte que me prestes algo de alimento para pasar el
invierno. Ya te lo devolveré después.
La hormiga molesta le respondió:
- Mientras yo trabajaba con mucho
esfuerzo tú te la pasabas cantando y descansando. Pues ahora tendrás que
trabajar para ganarte el alimento.
Y la hormiga puso a la cigarra a
barrer y a limpiar su casita dándole a cambio unos granos para que calmara su
hambre.
A partir de entonces, la cigarra
aprendió a trabajar más y a ser más responsable.
Responde:
1. Separa
correctamente las palabras de esta oración:
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2. ¿Qué
valor se resalta en la lectura?
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3. ¿Crees
que la hormiga le dio una lección a la cigarra? ¿Por qué?
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