por su astucia y al pavo real por su belleza.
Cierto día, llegó al país, el león. Estaba muy cansado del largo viaje, y por
ello, en vez de presentarse inmediatamente al pueblo, buscó un lugar tranquilo
donde dormir. Sólo una mariposa logró ver al magnífico personaje.
- Nuestro huésped es superior a todos nosotros -fue diciendo aquí y allá-.
Sería un rey estupendo. ¿Por qué no ponemos la corona en su cabeza?
Las bestias se reunieron en animado grupo.
-¿Cómo será, pues, ese personaje a quien la mariposa admira tanto?. -dijo,
maravillada, la pequeña liebre.
-¿Cómo será, como será? -dijeron los animales a coro.
-Será fuerte como yo- opinó el oso.
-La fuerza nada significa. protestó la zorra- Ese
alabadísimo personaje debe ser astuto como yo. La astucia
es lo que cuenta.
El pavo real estalló en una estúpida carca
jada.
-Los animales más modestos pueden ser
fuertes y astutos, pero un rey debe
poseer, ante todo, el divino don de la
belleza. El león del que
hablás con tanto entusias
mo será ciertamente her
moso, tiene que ser her
moso, como yo.
Así los hombres suelen apreciar y alabar en forma egoísta, sólamente las
virtudes de que se creen poseedores, sin tener en cuenta las que poseen otras.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario